
Cuantas veces el miedo nos paraliza, nos impide tomar decisiones, arriesgarnos a salir de nuestra zona de confort.Tú hoy quizá estas en un trabajo que odias y del cual reniegas todo el día o por el contrario en un trabajo que amas pero lo tienes en prioridad ante todo mientras que en el no te valoran, ya llegaste a tu techo o cumpliste tu ciclo y esto te impide avanzar. Pero ahí estas sin buscar otras oportunidades, el tiempo no te da, el próximo mes empiezo la búsqueda o quizá lo haces sin el seguimiento debido y ahí estas generando una y mil excusas.
Probablemente estas en una relación tóxica sin saberlo, aunque lo intuyes, en una relación desgastante, rutinaria y ahí sigues invirtiéndole tiempo y ganas.
No falta tampoco esa amiga envidiosa o mala leche de las que todos te han dicho te apartes, que no es tu verdadera amiga, que te cuides y ahí estas de nuevo llorando sobre su ya cansado hombro, contándole tus intimidades que poco le importan y abriéndole las puertas de tu casa y lo que es peor tu corazón.
Todos hemos pasado por situaciones similares, al menos una vez en nuestras vidas, pero la inseguridad,el miedo, nos ata, nos ciega, nos anula y no hacemos nada por revertir esa situación.
Hasta que de repente llega esa patada en las cuatro letras, de aquellas que duelen pero en el alma y te ves obligado a dejar eso que a tu manera creías te hacia feliz, ese trabajo que amabas, ese amor que pensabas te amaba con locura y frenesí, esa amiga que creías incondicional, esa casa que te albergará por años y que creías tu nido. Es en ese momento en que te quedas en nada, completamente en blanco, con mil cosas rondando tu cabeza, con más preguntas que respuestas y piensas que es el fin, algo sucede y confirmas que siempre las cosas pasan por algo y descubres que fue lo mejor que pudo haberte pasado.
La mayoría de veces la vida tiene algo mejor para ti, mientras tú vas por ella a ciegas o enfocad@ en otras cosas y pierdes oportunidades, por no ir por ellas o quizá estamos tan inmersos en nuestra situación actual que las dejamos pasar a lo mejor sin darnos cuenta.
Se los digo con conocimiento de causa, si bien soy por lo general de las que tomo las riendas, alguna vez he querido algo tanto que ni los peros, cabes, contratiempos y señales me han parado, hasta que derepente he perdido todo y he descubierto que en realidad he ganado mucho. Gane experiencia, tiempo con los míos, nuevos amigos, pude ver que los que creía y en que confiaba no eran tan leales mientras otos conocidos me brindaban aliento y sorprendían con su apoyo, pude ver que si bien mi trabajo para quien lo hacia no era reconocido, algo hice bien y llegaron prontamente algunas nuevas propuestas, alguna vez me engañaron tanto que pensé nunca mas creer y derepente ahí estaba de nuevo creyendo, siendo feliz y abriéndole las puertas al amor.
Así que si alguna vez escuchas estas frases: «La vida es eso que pasa, mientras hacemos otros planes», «No hay mal que por bien no venga» «Dios aprieta pero jamas ahorca» y «Nadie llega a tu vida por azar». ten por seguro que son muy ciertas.
En la vida como en las relaciones uno debería estar feliz, sentirse bien, obvio con sus altas y bajas pero debes sentirte seguro, firme, contento contigo mismo y con tu situación. Aunque suene feo, al igual que en los negocios debes sentirte en una relación de ganar y ganar o debería decir amar y sentirse amado. Si sientes que en trabajo el barco se hunde o tus relaciones están haciendo agua, toma una decisión, más vale antes que nunca. Nadie dice que salgas huyendo cual rata del Titanic, obvio que como capitán de tu destino debes timonear el barco hasta llevarlo a un puerto seguro, hacer lo posible y lo imposible para que las cosas funcionen, pero cuando no es NO ES y deberías entenderlo no agotar tus energías en algo sin sentido.
Si te sientes así te aconsejo, agarra tu salvavidas, ponte a salvo, nadie lo va hacer por ti y nada lo más fuerte que puedas hasta tu objetivo.
Siempre debes tener en claro que no debes esperar a que estas cosas suceden a que otros tomen decisiones por ti, debes actuar a pesar de tus temores. Porque la única forma de conseguir lo que quieres, es luchando por ello.