¿Alguien más está pensando que en estos tiempos es más fácil encontrar un unicornio rosa que alguien dispuesto a comprometerse emocionalmente?
¡En serio, a todos los que crecimos bajo el hechizo de Disney (y somos varias las generaciones engañadas), jamás se nos pasó por la cabeza si la Princesa sería feliz sin un Príncipe. Mucho menos nos pusimos a pensar si realmente encontraría a su príncipe azul, y menos aún a cuestionarnos si el mismo estaría emocionalmente disponible. Con tal el príncipe y el felices por siempre llegaban siempre juntos, por añadidura.
#PinchesCuentos! Con el tiempo nos dimos cuenta que no somos princesas, aunque nos lo creamos y que los príncipes azules no existen, que las mujeres somos muy felices también SOLAS y que no necesitamos que ningún pseudo príncipe o galán de novela venga a rescatarnos en un caballo blanco. Que lo podemos TODO o casi todo, que andar besando sapos no tiene ningún sentido, salvo que quieras pegarte una herpes o algo peor. Y no solo eso, para rematarla en esta era moderna descubrimos que los índices demográficos al menos en Latinoamérica, no nos colaboran (escasez hermana, le llaman) .
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Hoy no quiero despedir el año sino darle un 𝐀𝐃𝐈𝐎𝐒 definitivo a toda una década. 𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐂𝐀𝐃𝐀 que estuvo marcada de cambios, cierres, despedidas de grande amigos, reencuentros, y mucho 𝐀𝐏𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐙𝐀𝐉𝐄.



En todo cuento de hadas que se respete, tenemos a las princesas, príncipes y sapos encantados, pero como olvidar a los villanos del mismo; la hermanastra, la madrastra y la bruja del cuento, a los temidos dragones y a aquellos ogros dispuestos a hacernos pasar una y mil peripecias, a encarcelarnos en su prisión o atormentarnos en sueños.
Para nadie es un secreto que mi cumpleaños se celebra cual fiesta patronal y este año no podía ser la excepción. Además para que negarlo esta vez lo esperaba con mas ansias que nunca. No voy a entrar en detalles pero dejamos atrás meses llenos de cambios, lecciones, pruebas, un año bastante difícil aunque prefiero llamarle “retador” en el que