Vísperas de mis 54 escribo un nuevo capítulo, uno  de renovación, nuevos tiempos, un viaje hacia mí misma, narrado en las páginas de este mi diario, una historia #SIN PRISAS PERO SIN PAUSAS sobre crecer, soltar y dejar ir. He aprendido que la verdadera magia reside en abrir espacio para lo nuevo, permitir que la vida fluya y dejar que aquellos que realmente quieran entrar en mi mundo lo hagan. Al igual que aquellos que desean seguir su propio camino lo hagan de manera respetuosa y sin dramas.

Hoy, comprendo plenamente mi valía y todo lo bueno que puedo aportar en el pedacito de mundo que me tocó y en el de los que me rodean. No lo digo desde un lugar egocéntrico, sino desde un profundo reconocimiento de lo que valgo y del amor propio. Con el tiempo he entendido que las amistades y relaciones pueden tener una fecha de caducidad, al igual que los capítulos de un libro. Algunas amistades se desvanecen con el tiempo, mientras que otras se renuevan y fortalecen. Y eso está bien, sin juicios ni culpas, solo la certeza de que, a veces, las despedidas son necesarias. Que la vida no es estática, que es como una montaña rusa llena de retos y emociones.

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